¿Queréis que os cuente un cuento? Os contaré el de María Salamiento. María Salamiento era la hija del comandante de aviación Stuartfritzjames Salamiento, más conocido en los ambientes aéreos como El Héroe de las Sedosas Nubes Deslumbrantes, pues en su ya dilatada historia voladora se contaban como leyendas imposibles sus arriesgados raids aéreos contra Lindberg, contra el Barón Rojo, contra Saint-Exuperí, contra Amstrong y Aldrin… A todos derribó.
El comandante Stuartfritzjames Salamiento era el jefe supremo de la EAPIACAAIPPERONO (Escuadrilla Área de Protección Inmediata y Absoluta en Caso de Ataques Aéreos Inesperados por parte del Enemigo ya sea este Reconocido o No), que tenía su base en el aeropuerto de Lpzfhgs, allá tras los montes de la lejanía inaudita. Él y su hija María Salamiento vivían en las instalaciones del aeropuerto, en una casita de planta baja con jardín y barbacoa. No vivía con ellos su mamá, pues un día el capitán la invitó a viajar en su avioneta, ella no se puso el cinturón, y en un bonito loop de demostración se soltó y se vino abajo. No fue del todo una pérdida irreparable, pues hallaron los despojos de la señora empotrados en una pista de aterrizaje, pero fue una pérdida al fin y al cabo. Por si esto no fuera suficientemente triste, María Salamiento perdió un ojo y una pierna cuando la atropelló el capitán Salamiento en uno de sus repentinos despegues desde el patio de la casa. Coja y tuerta, pero, no dejaba de tener sus encantos María Salamiento, pues era muy hacendosa y cocinaba en plan arguiñano.
Un día, María Salamiento, cojeando, preparó un chamorro murciano para el capitán Salamiento, que era muy aficionado a la comida provincial de otras regiones. Pero ese día el capitán Salamiento había tomado unas anchoas y unos vermús en la cantina de oficiales, y en lugar de comer se metió en la cama para dormir la borrachera. Así que María Salamiento, para que no se echara a perder el rico chamorro, se lo zampó todo, acompañándolo con dos litros de vino cosechero de Lpzfhgs.
Después de comer, y para bajar la tripa, decidió Maria Salamiento dar un paseillo por los alrededores del aeropuerto, y andaba María Salamiento cojeando por esos pastos de tras las pistas, cuando acertó a pasar por allí su amiga Heidi en compañía del Picha. El Picha era un golfillo de los arrabales de Lpzfhgs, a quien llamaban así porque siempre andaba diciendo picha, picha por aquí, picha por allá, picha, y a quién Heidi tenía cierto cariño porque la venía incordiando desde el parvulario. Con el tiempo (y sobre todo admirado por las tetillas que le iban creciendo a Heidi) él había rebajado su inquina y sus pullas, y ella había permitido cierto acercamiento, a veces, por ejemplo, salían a pasear juntos por el campo, como aquella tarde, y mientras Heidi recogía florecillas y arreglaba delicados ramos, el Picha torturaba lagartijas y ejecutaba sapos... Se complementaban. Tras el agradable encuentro de los tres amigos, decidieron acercarse al río Lpzfhgsrihn para darse un refrescante bañito. Antes, pero, pasaron por la granja de sus amigos Juan y Pedro, a ver si se unían a la excursión. Juan y Pedro decidieron unirse al grupo, y los cinco, felices y contentos ante la divertida tarde que les esperaba, se dirigieron al río Lpzfhgsrihn con sus bañadores, toallas y chancletas.
Todo resultaba delicioso allá en las orillas del río. El calido sol que acariciaba la piel, la refrescante agua que la calmaba, las libélulas revoloteando, los gorriones bebiendo en las aguas del río en panchudo vuelo, las risas y algarabía de los jóvenes… Entonces, María Salamiento tuvo un retortijón. Huy, me ha venido un retortijón, le dijo a su amiga Heidi, porque estas cosas las chicas suelen comentarlas entre chicas. Van a ser gases, le dijo Heidi. Igual si, admitió María, mientras con una mano se acariciaba el súbitamente agitado vientre. No, no, gritó de pronto, que me cago, que me cago. Y salió corriendo y cojeando hacia unos matorrales, llevando una mano en su tripa mientras con la otra se apretaba el culo.
Los chicos, ajenos a los tejemanejes de María y Heidi, jugaban mientras tanto al juego del Sastre Malvado, consistente en cazar ranas, despellejarlas sin despanzurrarlas demasiado, y volverlas a lanzar al río para presenciar el espectacular circo de su desnuda agonía. Saltan mucho más sin piel, decía el Picha, porque van más ligeras.
Mientras, en los matorrales María sufría lo suyo para cagar. La cosa no estaba clara si eran gases, diarrea, o una cagada descomunal… Al principio fueron gases, unos pedorros espantosos y de espectacular toxicidad, luego de pronto sobrevino la diarrea, una especie de hilillo pastoso que fluía sin fin y a su albedrío, y luego todo había cesado tras un terrible retortijón. Esto es el chamorro, pensó María, pero tengo más caca y tengo que intentar cagarla aunque me cueste. Hizo un primer esfuerzo, nada. Se esforzó un poco más. Gñññññ… Nada. Más esfuerzo. Gñññññññññññññ… Nada. Estás bien, le preguntó Heidi desde la orilla del río. Pssiii, gñññññññññññññññññññ… respondió como pudo María. Y entonces cagó una bolilla. Uf, se dijo, menos mal, ya está. Pero otro nuevo retortijón vino a incomodarla. Vaya, me duele mucho la barriga, eso querer decir que tengo más caca. Volvió a esforzarse. Gññññññññññ… Nada. Más esfuerzo. Gñññññññññññññññññ… Nada. Pero estás bien, le preguntó Heidi desde la orilla del río. Pssiiiiiiigñññññññññññññññññññññññññ… respondió como pudo María. Y entonces cagó una bolilla. Uf, uf, uf… suspiraba María, menuda cagada monumental, y parece que esto sigue, uf, ay, ay, uf, pero me está costando mucho, ay, ay… Ya se, haré lo mismo que me hacía mi adorada mamá muerta cuando me costaba hacer caca. A ver… Me decía, haremos una caquita para Juan… Gññññññññññ… Nada. Más esfuerzo. Gñññññññññññññññññ… Y cagó otra bolilla. Uf, uf, uf… Ahora una caquita para Pedro… Gññññññññññ… Nada. Más esfuerzo. Gñññññññññññññññññ… Y cagó una bolilla. Uf, uf, uf, santo dios cuanto sufrimiento… Bueno, pues ahora otra bolilla para, para… Pero seguro que estás bien, le preguntó Heidi desde la orilla del río. Iba a responder María, cuando la avioneta del capitán Salamiento apareció por entre los matorrales y se la llevó por delante.
Silla Jotera
viernes, 16 de mayo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario